«No existen las ofensas, sino los ofendidos»….. ✨☄️
«Lo más obvio es que cuando nos ofendemos el cerebro tiene que computar y decidir el significado de las palabras que nos llegan y ponerlas en contexto»
Ese proceso involucra lo que se conoce como memoria semántica: el conocimiento que hemos acumulado a lo largo de nuestras vidas, que nos permite evaluar el significado de la información que recibimos.
Antes de que se genere un sentimiento, los pasos de ese proceso cerebral son aproximadamente los siguientes: ¿ésto es relevante para mí? ¿es bueno o malo para mí? ¿me ayuda o impide mi progreso? ¿qué aspectos de mi persona toca esto? ¿y quién lo dijo y cuál fue su intención?
🔥Cuentan que hace mucho, unos discípulos meditaban junto a Buda, cuando unos hombres se acercaron a insultarle. Sin embargo, Buda no hizo nada. Cerró los ojos y aguantó que le insultaran sin moverse. Sus discípulos se enojaron y le dijeron:
Maestro, ¿por qué dejaste que esos hombres te insultaran sin decir nada?
Buda entonces miró a uno de ellos y preguntó:
– Si yo tengo un caballo y te lo regalo pero no lo aceptas, ¿de quién es el regalo?
El discípulo respondió:
– Si yo no lo acepto, seguiría siendo tuyo…
– Pues lo mismo sucede con las ofensas. Tú decides si aceptas o no ese regalo…
La ira es una emoción que nace en nuestro interior.
Pero en nuestras manos está hacer que crezca o que se diluya.
Cuando esa ira nace por algún insulto o calumnia, la clave está en la actitud que decidamos tener ante esas ofensas.
Nunca vence el que ofende ni el que calumnia: el que ofrece un regalo lleno de odio que nadie acepta, se queda con el odio, aunque aparentemente llegues a pensar que obtuvo una victoria.
Ya sabes que dos no discuten si uno no quiere.
El que llegó con ganas de discutir, no habrá conseguido su objetivo, y tú sin embargo, te mostrarás intacto.
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