Mama, ¿me arrullas…?

En la vida hay cosas importantes y algunas otras que son realmente urgentes. Saber distinguir entre una y otra puede ayudarnos a construir momentos inolvidables que permanezcan para siempre.

Una mañana reciente, mientras me daba prisa en lavar los platos del desayuno (para después poder atender otras quince cosas urgentes) sentí que tiraban de mi falda.

Mamá ¿me arrullas? – preguntó mi hija de dos años chupándose el dedo y abrazándome una pierna.

Ahora no, Sofi. Tengo mucho que hacer. Ve a jugar un ratito y cuando termine te arrullaré.

La pequeña se dirigió obedientemente a su recámara con aquellos pasitos inseguros y tambaleantes. Recordé de pronto cuando apenas era una bebé; ahora ya camina.

Mientras la observaba comprendí que en seis meses su pasito sería diferente y sus necesidades también. Entendí que su petición cambiaría y de no aprovechar este momento, quizá me perdería la posibilidad de arrullarla una vez más.

– ¡Sofi! – la llamé. – ¡Ven, te voy a arrullar! .

Me sequé las manos y, durante una preciosa media hora, la mecí y le canté canciones de cuna. Por fin, ella se cansó y se apartó dirigiéndose a jugar con sus peluches muy feliz, sin mí.

No volví a retomar mis actividades de inmediato, sino al contrario. Miré la lista interminable de pendientes pegada al refrigerador y reflexioné en todas aquellas ocasiones en que había hecho a un lado lo importante por lo urgente. Siempre recordaría con cariño ese momento que Sofi y yo pasamos juntas, nada podría reemplazarlo, pero había estado a punto de cambiarlo por deberes que parecían más urgentes.

Recordé las ocasiones en que mi esposo había dicho: “Mi amor, ven a sentarte conmigo un ratito”, y yo había optado por doblar las últimas toallas o terminar de limpiar la cocina pensando en que mi esposo siempre estaría ahí, me acercaría a él cuando terminara con la casa, con el trabajo o con los niños… esa había sido mi filosofía. Ahora quisiera remediar eso. Los momentos con mi pareja especialmente por iniciativa suya, eran momentos maravillosos, demasiado valiosos como para ser relegados “para cuanto tenga tiempo”.

¿Por qué había permitido que tantas cosas tuvieran prioridad sobre todo esto? Pensé también en los abuelos. Sabía que les encantaba estar cerca de la niña, pero yo apenas me daba tiempo de frecuentarlos. Estaba dejando de construir recuerdos para Sofi. Cada día era un momento perdido, imposible de recuperar. Sofi merecía crecer rodeada del amor de ellos.

¿Cuántas veces he pospuesto cosas verdaderamente importantes sólo por darle prioridad a la casa, a los pendientes o al trabajo? ¿Cuántas veces he dejado de construir hermosos recuerdos para mis hijos por falta de tiempo? A veces, se nos olvida hacer una pausa en nuestras vidas para alcanzar a distinguir lo importante de lo realmente urgente.

Me levanté del sillón con una nueva perspectiva de lo que era importante. Estuve tan ocupada por otros asuntos que, había olvidado que ellos son parte esencial de nuestras vidas. Me di cuenta de que las cosas importantes son en verdad inaplazables, pero a menudo esa revelación llega demasiado tarde. Las toallas, los platos y la casa pueden esperar. ¡A veces los hijos, los esposos y las familias no!

#PsicAlmaRosa 🌷 #VeATerapia

#PsicologaEnSanLuis WhatsApp 4441428938

#PsicoterapiaEnLinea 👩‍💻

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: