Parto de la idea de que Dios nos creó para ser felices, no perfectos, y que el momento presente es el único que nos pertenece para disfrutarlo. Por lo tanto, hoy es el día ideal para tomar conciencia de que nuestra prioridad debe ser nuestra propia felicidad, y disfrutar cada día viviendo el presente con ilusión y plenitud.
Cualquiera que sea nuestra circunstancia personal, todos tenemos dentro el poder y la capacidad de crearnos nuestra propia historia ilusionante. La ilusión es la puerta que nos lleva a la felicidad.
No son sólo las personas y las cosas que nos hacen felices, sino que somos nosotros los que elegimos serlo, y esa felicidad, que está en nuestras manos poder alcanzar, sólo la podemos vivir y disfrutar hoy, ayer ya pasó y mañana, si llega, volverá a ser hoy y tendremos que seguir creando ilusión. Pero para ser felices hay que proponerselo, porque hay días en los que no nos damos permiso para estar contentos, hasta nos asusta disfrutar de una felicidad continuada, pues tememos que en cualquier momento puedan cambiar las tornas.
Dicen que la vida es algo que pasa mientras nosotros estamos haciendo otras cosas. El tiempo y la vida se pasan y hay que disfrutar hasta el fondo. El momento que vivimos es único y no lo podemos desperdiciar. Cada día al despertarnos, lo primero que solemos pensar, es planificar lo que tenemos que hacer y ponemos mucho de nuestro empeño en conseguirlo, pero se nos olvida pensar que hoy tenemos que hacer todo lo posible en ser felices. Esa tiene que ser nuestra prioridad, el resto puede esperar.
La felicidad que surge de una buena relación con nosotros mismos, nos ayuda a llenar nuestra mente de ideas y y planes positivos para vivir nuestro presente con ilusión. Romper la rutina diaria es un buen principio para mantener viva la ilusión y la felicidad. También es importante limpiar nuestra memoria de todo aquello que pueda ser negativo para alcanzar esa felicidad que buscamos, para eso tenemos que ser fieles a nosotros mismos y crearnos un proyecto, una meta.

Otro componente del ser humano que todo el mundo tenemos, seamos o no creyentes, es ese espacio de silencio desde donde cada uno escucha su interior. La espiritualidad y la meditación buscan solución al problema del yo, de aquello que nos desasosiega y nos impide ser felices. Sólo los obstáculos de la mente nos impiden disfrutar plenamente.
La risa es consecuencia de nuestra felicidad, es algo que nos produce sensación de bienestar, que incrementa la capacidad de resolver problemas, nuestro poder de concentración, e incluso ayuda a reforzar el sistema inmune.
Benja